Lolo El Palomero

*- “Lolo el Palomero” …esto que te voy a narrar, amigo Luis, en realidad yo no lo vi, pero alguien me lo contó…
…se apareció una tarde en la azotea de la casa de “Lolo el flaco”, allá por la barriada del Tumbadero, de esto hace un montón de años, nadie sabe de dónde salió, ni hay maneras de saberlo, su madre fue la primera que lo vio cuando fue a tender la ropa allá arriba en la azotea, estaba metido dentro de la caseta de las herramientas, arisco, hambriento y lleno de moscas…aquel infeliz palomo. Al siguiente día y viendo que aún permanecía allí, al flaco se le ocurrió llevarle un poco de comida de la que quedó de la cena de la noche anterior y el hambriento palomo se dio un buen atracón de arroz cocinado, frijoles, pan y otros manjares que no despreció, el agua no fue problema para él, pues bebía el agua derramada del tanque que estaba allá arriba, que cuando se desbordaba, dejaba un charco permanente que además le servía para bañarse. El solo se adaptó a aquel lugar y ya todos se acostumbraron a verlo revoloteando por los alrededores, pero… cierto día cuando el flaco subió para llevarle pan mojado para que comiera, notó, para su asombro y alegría, que ya el aparecido tenía compañía y en efecto una rara paloma enamorada le hacía compañía amorosa al desvencijado y feo palomo el cual echado en el rincón de la caseta movía rítmicamente las alas mientras emitía su musical arrullo suplicante de amor. Lolo cogió la paloma con una trampa y se la enseñó orgulloso a sus amigos, para luego vendérsela a alguien en cinco pesos y el flaco se sintió un potentado. Varios días después el despechado galán ya tenía nueva esposa, la cual se transformó rápidamente en otros cinco pesos y así sucesivamente nuestro amigo Lolo, siempre tenía par de pesos en el bolsillo y se sentía importante.

 

El incógnito galán pronto se hizo famoso en la barriada para deleite de su dueño, pero…cierto día, joder, …se apareció en su casa un enfurecido palomero asegurando que el degenerado y vil palomo le había robado su paloma y que había que devolvérsela o le rompería la cara a Lolo, los empujones las trompadas y las patadas no se hicieron esperar y el pobre flaco quedo bastante lastimado, estuvo varios días en cama, pero no devolvió la paloma la que luego se convirtió irremediablemente, en otros cinco pesos más. A partir de dicha fecha era rara la semana en que el «Gancho», que así lo nombraban, no traía una o dos palomas y ya para esta fecha tenía su propia buchera, hecha de un cajón de huevos, con una lata vacía y un frasco de boca ancha, como comedero y bebedero respectivamente, un nido hecho de una cacharra y medio ladrillo como posadero, los chícharos (arvejas) no le faltaban, ya había mudado la pluma y ahora era menos feo, era ahumado ali blanco, pero sus características morfológicas daban mucho que desear. Un conocedor que subió en cierta ocasión a la azotea para ver de cerca al magnífico conquistador, determinó que el gran palomo no era más que un auténtico «casco» callejero, con su cabeza redonda, su pico fino y largo que parecía un misil, poco buche, ojos amarillos etc. fruto de mezclas desafortunadas de cuanto tareco volante (no identificado) circulaba por aquellos lares, lo cual no le impidió al Gancho ser un conquistador infatigable del agreste sub-mundo donde se desempeñaba.

 

Cierto día el Gancho desapareció y a pesar de que su dueño lo buscó exhaustivamente no pudo dar con él, pero al cabo de algunas semanas más o menos regresó de nuevo el intrépido galán y todos los amigos de la zona fueron rápidamente a darle al flaco las «Enhorabuenas» y este fue el último que se enteró y cuando subió a darle la bienvenida a su héroe se encontró que una de las alas tenía solamente algunas pocas plumas y aun así había retornado a casa, su dueño estaba radiante de alegría y lo mostraba como la joya de la corona. Así duró algún tiempo más hasta que cierto tiempo después desapareció definitivamente. No se sabe si se lo «partieron» y sus captores lo vendieron para brujería o si se lo comió el gavilán, lo cierto es que desapareció el gran seductor hasta el día de hoy. Esta fue una pérdida irreparable para el pobre Lolo y aunque se mantuvo alejado durante algún tiempo del mundo de las palomas, luego regresó con nuevos ímpetus y energías renovadas a esta apasionante afición… Hoy día Lolo es un palomero más, tiene algunos “buches” y el cuarto de herramientas se transformó en un estrambótico palomar hecho con sus propias manos y los recursos que tenía a su alcance, ya el flaco habla de palomas y de razas españolas y participa en acaloradas tertulias donde con voz enardecida y ronca expone su verdad e impone sus criterios agitando los brazos amenazantes intimidando a los que opinan diferente y también Lolo sabe muy bien que el que más grita, blasfema y vocifera es el que tiene la razón. El flaco Siempre está dispuesto a discutir con frenesí de cualquier tema de la palomería que sea, aunque no sepa un cuerno de lo que se esté hablando.

 

Se la pasa el día entero en la azotea volando sus «bichos» y desde allá arriba desafía a otros palomeros vecinos con frases soeces y con bastante frecuencia intercambian ofensas, gestos y obscenidades de todo tipo. Tiene la azotea, que parece un campo de concentración, rodeada de alambres de púas como barrera anti-ladrones y además llena de lazos y trampas de todo tipo y no pocas veces se ha buscado buenos líos por el uso sistemático de dichas artes mañosas, porque lo de él es coger palomas como sea y a como dé lugar… A pesar de su carácter fullero y controversial, Lolo es un tipo popular, tiene sus seguidores y amigos, porque en la vida real el flaco no es tan mala gente, ayuda al que quiere y es amigo de sus amigos, pero eso sí, es un palomero a tiempo completo y disfruta lo que hace con intensa devoción. Lolo también aprendió que el trabajo de vuelo, seducción, persecución, conservación y captura, propio de las palomas deportivas, es inherente también en mayor o menor grado a todas las palomas, incluyendo los «satos» (zuritos) los correos y que cualquier palomo callejero por bastardo que sea, puede devenir en un conquistador del aire. Aunque ya hace mucho que el «Gancho» partió, aun su desdichado propietario se tuerce el cuello cada vez que ve volar algún «casco» callejero que se le parezca al palomo aquel que además de haberlo hecho muy feliz, también lo hizo mucho más que un palomero, un empedernido cazador de palomas…

…todavía algunos de los palomeros más viejos del…

Saludos a la Palomería. *- Lucas Alejandria. ©2022

Un comentario sobre «Lolo El Palomero»

  1. Tremendo personaje lolo el palomero. Era un gran tareco el palomo pero oye como conquistaba princesas. Excelente seduccion que tenia ese animal. jajajajjaaj como me he reido con ese loco.

    Muy buena historia Pedro.

    Luis Zaldivar

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