Clase ¿variabilidad genética como ventaja?

*- ¿Variabilidad genética como ventaja?

En alguna ocasión he hablado sobre la variabilidad genética de nuestra “raza”, El Palomo de Clase y lo he hecho con la idea de ensalzar esta circunstancia, dada su capacidad de producir ejemplares más fuertes y vivos en el sentido genético y funcional y esto es lógico dado el llamado “vigor hibrido” que caracteriza a los animales procedentes de cruzamientos. En esta ocasión toca hablar de la parte negativa de esta supuesta ventaja genética y extrapolarla a nuestro palomo.

Para empezar, hemos de distinguir dos términos genéticos que emplearemos y que me gustaría comentar y que son el GENOTIPO y el FENOTIPO.
Se denomina GENOTIPO al Conjunto de los genes de un individuo, incluida su composición alélica.
Se denomina FENOTIPO a la manifestación visible del genotipo en un determinado ambiente.
Para que nos entendamos; El genotipo serían los genes que la paloma tiene y el fenotipo es lo que muestra o “vemos” del conjunto de ellos. De ahí que algunos ejemplares que muestran un fenotipo determinado quizás no leguen a su descendencia lo que se desea y por el contrario obtengamos “sorpresas” no deseadas.

La cría en consanguinidad para conseguir ejemplares con mayor fijación genética es la técnica que se emplea para que estas “sorpresas” sean menores y obtengamos ejemplares con mayor parecido a sus progenitores. En el Palomo de Clase, como en muchas otras razas, la fijación genética es aún pobre con respecto a algunos caracteres raciales y mayor en otras características en las que si se ha trabajado más al unísono entre los criadores por un consenso más prolongado en el tiempo. Obtener un ejemplar correcto que provenga de ejemplares correctos se me antoja a día de hoy tarea un poco dificultosa siempre según el grado de exigencia que tengamos para con los productos obtenidos.

Así, en nuestra “raza” es muy frecuente oír a los criadores ya sean noveles o experimentados de la necesidad de recurrir a la llamada “ley de las compensaciones” a la hora de emparejar las palomas y poner un macho con mucha “construcción” o figura una hembra más “fuerte” y viceversa, aunque ambos provengan de a priori buenas líneas de cría. Muchas veces resulta frustrante hacer las parejas progenitoras partiendo de animales perfectamente válidos fenotípicamente y comprobar que una y otra vez fallamos con el resultado obtenido al no parecerse los pichones a sus padres más que en los caracteres “malos”.

Afortunadamente, y digo bien; “afortunadamente”, de vez en cuando, suena la flauta y acertamos con la collera y sacamos ese pichón que todos soñamos y que ninguno de sus hermanos llegará a ser, pero que nos hace sentir verdaderos alquimistas del palomo, recargando nuestras baterías palomeras para otro buen puñado de años en el deseo de que fenotipo y genotipo vuelvan a coincidir felizmente.

Quizás otras aficiones entiendan esta circunstancia que hoy comento como un defecto grave y que hace de su crianza algo aleatorio y nada riguroso, pero hemos de entender o mejor dicho, deben entender que el aficionado al Palomo de Clase exige mucho más que otras aficiones a su palomo, pues debe reunir a la vez y no de manera mediocre; Aptitud, formas en parada y vuelo, genio, velocidad, y muchos detalles más que tan difíciles son de aunar, a lo que deberíamos incluir una supuesta “fijación genética” para evitar esas mencionadas “sorpresas”.
En algunas ocasiones suelo decir que los palomos y la informática tienen la misma “ciencia” o al menos para ambas cosas se puede aplicar la máxima de “Si funciona, no lo toques” que trasladado a las palomas querría decir; “Si ligan, no quites la collera”, o al menos, esto es lo que yo pienso.
*- j.cordero – Pto.Sta.Ma. Cádiz 2009

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