La Habana criadores de palomas

Los criadores de palomas

Uno pasa por los barrios habaneros y ve a los muchachos (adolescentes) mirando hacia arriba, hacia el cielo como se dice, observando más bien buscando. Para el desconocedor pareciera una actitud sin explicaciones, pero es que los criadores de palomas siempre han existido en todos los barrios de La Habana desde que tengo uso de razón y creo que ahora son más.

“Viste como se tiró en aquel techo” “Ese si es bueno, mira como “jala”* (que atrae a otra paloma)” “Yo tengo uno que es el mejor, tiene “patas” (no se tira en otro techo) y tiene “seducción” (que atrae con el vuelo y el arrullo).” Acusados de echar a perder los techos comunes, acabar con las antenas del vecindario y no dejar dormir por caminar encima de las casas, los palomeros conforman un gremio de “coleccionistas,” además de sostener un mercado. Las palomas aquí pueden costar entre 25 y 30 pesos (precio más bajo) y de 40 a 50 (el más alto). El precio lo pone el criador y se determina en la transacción.

 

Y los compradores son propios palomeros, iniciados o gentes que las usan en la brujería, donde hay quien prefiere las blancas. La cría más común de palomas se define por las Buchonas (Raspeño, Laudino y Morillero), las Mensajeras (marcas rojas en el pico y las patas) y Marroquí, entre otras. Predominando los colores: Cenizo, Azul, Empedrado, Pinto, Ahumado, Blanco, Marrón y Negro. También se mantiene el robo de palomas a través de palomas. Se realiza con palomas buenas para esto (hembras o machos), lo cual logra la “Mano del Palomero”: “La seduce, vuela con ella, la jala y la tira en la “Gatera” o “Buchera,” la convence echándose y llamándola.” Algunos acostumbran anillarlas y le graban el nombre del Palomero y la fecha de nacimiento de la paloma. Si alguien viene a reclamar su paloma puede ser un problema, porque con anillos o sin ellos el dueño conoce su paloma. Las alimentan, generalmente, una o dos veces al día de granos de chícharos y maíz. Les suministran vitaminas.

 

Mantienen a machos y hembras separados, juntándolas cuando son parejas, las que comparten el “empolle”  (7 a 10 días) y la alimentación de los nacidos, alternándose “una da comida y la otra descansa.” Los polluelos nacen de 19-21 días, con una natalidad del 50% y pueden llegar a una edad de 7 a 8 años. Pareciera que estamos infestados de palomas, pero las enfermedades regulan esta población: viruela, “culillo,” “trazas,” parásitos intestinales y las hernias en las hembras, mantienen a esta población a raya, a pesar de los veterinarios. Lo cual representa un riesgo para los humanos también. En Cuba existe una Sociedad Colombófila con la que la gran mayoría no tiene relación. Sus criadores alegan que buscan entretenimiento y competencia (dicen que existe un evento por Guanabacoa). Lo cierto es que esta costumbre se mantiene como jugar a la pelota en la calle, y no pocas reyertas y vendettas han habido por ellas. Lo mismo usted ve a un niño que a un hombre de 50 años criando estas aves. Unos por el negocio y otros por pura afición. El negocio a veces aparece después de la afición, pero al final terminan perdiendo el sueño por la crianza.

Havana Times 2 enero 2012 Regina Cano