Grabié El Coco y El Cocoroco

En la comunidad palomera, hay momentos que dejan una huella imborrable, y este colega de una época emocionante de la vida fue una de ellas entre otros muchos. Su pasión por los palomos y su dedicación a este noble arte eran evidentes para todos los que tuvieron el privilegio de conocerlo. Aunque por circunstancias de la vida los tuvo que dejar haya por principio de los 80. En la pintoresca ribera del Puerto de Santa María, había un palomo azul que estuvo un tiempo destacando entre todos los demás. Su nombre era El Cocoroco, y era propiedad de un colega palomero fallecido, “Grabié o el Coco”, como le conocíamos en el ámbito palomero todos.

 

Cada vez que el Coco soltaba un palomo, se podía ver la alegría y el orgullo en sus ojos. No era solo un pasatiempo para él, sino una forma de vida. Sus palomos eran una extensión de su ser, y a través de ellos, compartíamos su amistad entre todos nosotros en la calle la Victoria, donde solíamos parar y hablar sobre palomas. El Cocoroco no era un palomo común. Su plumaje azul brillaba bajo el sol andaluz, y su porte majestuoso lo hacía inconfundible. “Grabié o el Coco”, había dedicado tiempo a prepararlo, y El Cocoroco se había convertido en un verdadero palomo en las sueltas y el hembreo, aunque donde más destacaba fue en el trabajo con bravías del convento. Juntos, habían ganado numerosas batallas aéreas y el respeto de la comunidad palomera que por aquellos años 78/80 ya reunía en gran afluencia a numerosos aficionados de todo el Puerto bajo la esquina de Capdevilla o Larga a observar los trabajos en el antiguo convento de las Capuchinas. Pero más allá de las alegrías, lo que realmente importaba era el vínculo especial que compartían.

 

Siempre decía que El Cocoroco no solo era su palomo, sino también su amigo y compañero. Cuando “Grabié o el Coco”, falleció, su sobrino Juanma y quien brinda estas letras Luis “Nano” deciden a través de La Palomería rendirle homenaje en su memoria. Hoy, mientras los palomeros miramos al cielo y vemos a los palomos volar, sabemos que él está allí, guiándolos y cuidándolos desde lo alto. Su memoria seguirá viva en nuestras conversaciones, en nuestras sueltas y en nuestros corazones. Descansa en paz, querido amigo. Tu espíritu palomero seguirá siempre.

by_Luis Nano PStMa La Palomería 08.2024.

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