Memorias de un palomero de Linares 03
Deseo hacer contar las razas de palomos consagradas por dos palomeros que, según creo, hemos sido los mejores colombicultores de dos razas obtenidas a base de muchos cruces de las cuatro razas que existen de palomos buchones, y que son: el Valenciano de Raza Antigua, el Olguero, el Rafeño y el Marchenero.
- José Córdoba Navarro fue quien, en Sevilla, consagró el palomo Colillano, que hoy divulgan como Colillano sevillano, y que está compuesto de Olguero, Rafeño y Coliteja.
Yo, D. Domingo Ruiz González, consagré el palomo valenciano reformado, compuesto de 75 % de Valenciano de Raza Antigua, el 12 y 1/2 % de Rafeño y el 12 y 1/2 % de Olguero.
Es por todo esto que los buenos aficionados de hoy que nos han conocido ya no dicen «este es valenciano» o «este es Olquero», sino que dicen «este es el Colillano sevillano, conseguido por D. José Córdoba Navarro, en Sevilla, desde 1910 hasta 1932». Y del valenciano antiguo ahora dicen: «Este es ahora el valenciano reformado, creado en Linares (Jaén), por D. Domingo Ruiz González, Maestro de Obras.» Lo conseguí desde 1920 hasta 1930, ya que se trata de una raza de tipo estándar. Antes, en Linares, se decía que _este palomo viene de Domingo Ruiz, y ahora, en Cataluña, dicen: «Este palomo viene del Sr. Domingo Ruiz, de Cerdanyola.»
Ya no dice nadie éste Valenciano, ni aquél es Olguero, sino que se especifica como «palomo sevillano, Colillano, conseguido en Sevilla por D. José Córdoba» o «palomo Colillano verrugón y ojo color fresa, conseguido en Linares por D. Domingo Ruiz», y así está reconocido y admitido por los palomeros de toda España. Tuve también la oportunidad de conocer en Málaga a un buen palomero y buen amigo, por tanto, llamado Sebastián Ruiz (El Gran Sebastián), por su gran calidad aficionado, así como, además, a D, Ramón León Chiochio, asimismo de Málaga.
Al mismo tiempo, recuerdo también a D. Antonio García Díaz , al Sr. Mendoza, a D. José Goya Villegas, a D. Rafael Jiménez Barbero y otros, del pueblo de Dos Hermanas (Sevilla), todos ellos, aparte de ser muy buenos aficionados, son excelentísimas personas con los que he departido largamente y a los que considero y estimo entrañablemente.
En estricta justicia, la Colombicultura española nos debe agradecer, asimismo, tanto a D. José Córdoba Navarro como a mí, todo cuanto hemos hecho por la afición Colombicultura en España, ya que hemos señalado una época con los Cotinos cruzados de Olguero y los valencianos Colillanos, todo realizado dentro de este siglo xx.
Quiero dirigirme ahora a mis discípulos para hablar de un tema que tanto estimula a la afición, ya que se trata de definir lo que es un palomo valenciano de Raza Antigua y lo que es el palomo llamado Laudino. Estoy convencido de que el palomo de Raza Antigua y el palomo Laudino son un mismo palomo. A este propósito debo explicar que he conocido casos muy curiosos y singulares. En 1918, por ejemplo, un aficionado de Linares, mi pueblo, llamado Juan Bautista, llevó a esa localidad unos palomos azules porcelana. Eran palomos verrugones, con la cola y la cabeza gacha, que trabajaban mucho en el aire, iban como las aves de rapiña, se bebían el buche y se tiraban horas arriba, volando, y cuando descendían, iban directamente al grano, de un tejado alto a otro, y siempre trabajando. También encerraban a palomas. Eran buenos palomos y su único defecto estaba en que eran feos volando. Para mí, estos palomos tenían las mismas cualidades que el palomo de Raza Antigua verrugón bueno. Se llamaban Laudinos y, sin embargo, tenían idénticas características que el valenciano de Raza Antigua, aunque éste poseía el ojo cereza y el Laudino tenía el ojo apagado.
Allá por el año 1934 o 1935, de la Plaza Redonda de Valencia me llevé once palomos a Linares y todos los aficionados de mi pueblo insistían en decir:» Estos son Laudinos La verdad es que todos aquellos palomos estaban cruzados ya con Picas y cuando los llevé a Linares y los puse en suelta, cuando le picaba el celo, todos se colaban y los cogían con la mano, y es que ya tenían el veneno de los Picas ; no obstante, uno que me quedó tenía más verrugas y era de Raza Antigua ( le puse Express ).
Debo reiterar una vez más que cuento setenta y siete años y que, desde que tenía siete, edad en la que Iba detrás de mi padre, aprendiendo lo que él sabía acerca de los palomos, no he hecho otra cosa que estudiar los palomos y observar su comportamiento en todos los momentos. A estas alturas de mi vida puedo decir que el palomo que imperaba en España a primeros de siglo, y que de hecho sigue imperando, es el valenciano de Raza Antigua, con más o menos cruce. Pero, ante todo, es valenciano.
Creo que el palomo conseguido por mi desde 1920 hasta 1930 ha sido y es el palomo valenciano de Raza Antigua Reformado, que tiene el ojo cereza, que en el aire es Colillano y visto en la mano tiene buenas verrugas y, sobre todo, el azul claro y rosado perla, que son las plumas más bonitas de la raza valenciana, como lo es también el negro azabache, el jazmín o el blanco limpio. Estas palomas las tienen hoy en día en Jaén D. José García Palacios, en Barcelona, D. Antonio Gómez Fernández y, por último, en Moncada y Reixach, el señor Rafael Porras, debido a que yo he padecido en los últimos años una alergia, adquirida en las emanaciones de la palomina, de la pluma de los palomos y del heno del pienso. Sufrí un infarto y no tuve más remedio que delegar en mis dos mejores amigos y buenos aficionados, D. Antonio Gómez y D. José García Palacios, que era Jefe de Correos y Telégrafos en Jaén.
Di a estos dos buenos amigos y aficionados los mejores sementales y ejemplares que me quedaban. Naturalmente, ellos los han sacado adelante, pero yo fui el que luchó durante setenta años para consagrarlos y convertirlos en raza, pues no he cesado jamás desde que tenía siete años. Debo confesar que he tenido, y aún tengo, muy buenos discípulos, tanto en Linares como aquí en Cerdanyola y Barcelona, muchos de los cuales siguen viniendo a visitarme a mi domicilio de Cerdanyola (Rambla de Montserrat, no 4 ). Pero también he tenido discípulos impacientes a quienes he dado muy buenos palomos y los cuatro años han ido perdiendo la raza, por creer que iban a descubrir la Luna al realizar cruces inadecuados a su antojo y capricho.
El célebre palomo llamado por mi » Ojo de Oro » ha marcado una época en Barcelona y en toda Cataluña, ya que raro es el aficionado que no dice: » Este palomo es hijo del célebre » Ojo de Oro » Y para terminar estas memorias y recuerdos de mi vida colombófila, no quiero olvidar a tantos y tantos buenos aficionados y amigos, como fueron D. Enrique Garrido Palacios de Linares, que de chiquillos íbamos juntos a comprarle palomos a Felipico Castillo y también a Andrés Marín, buen aficionado.
Quiero dar las gracias asimismo a los que fueron mis primeros maestros en la segunda década del siglo XX, especial y particularmente a mi padre, D. Roque Ruiz Ochoa, de Linares D. Pedro Izquierdo, y a su sobrino D. Miguel Sotés Izquierdo, que fue mi verdadero profesor en palomos valencianos de Raza Antigua. Asimismo, deseo expresar mi agradecimiento a mis buenos discípulos, los tres depositarios de toda mi sabiduría en colombicultura, y que no me cansaré en repetir que son D. José García Palacios, de Jaén, D. Rafael Porras, de Montcada Reixach y D. Antonio Gómez Fernández, que es para mí como si fuera un hijo. Quiero añadir que este último ha permanecido a mi lado durante 22 años. Reside en Barcelona, calle de Aragón, 475, entresuelo, dónde tiene dos palomares y que puede informar a algún aficionado que quiera hacerse con la raza, así como otro palomar en Tarrasa, ambos bajo mi dirección y que dirigiré mientras tenga vida, a fin de controlar todos los cruces que se hacen como si fuesen palomos míos.
Por tanto, señores amigos y aficionados, estas han sido mis memorias sobre palomos valencianos verrugones de Raza Antigua Reformada Colillanos, que creé en Linares, desde los años 1920 hasta 1930. Y no puedo por menos que evocar la figura del inseparable y ya difunto amigo, aquel gran palomero que fue D. José Córdoba Navarro, quien creó en Sevilla el palomo Colillano, bonito en el aire, pero que no tenía las verrugas del valenciano de Raza Antigua Colillano y que había sido creado por mí.
Y ya para concluir, hace unos cuatro años que llegó a Barcelona un buen amigo, palomero también, que nosotros llamamos cariñosamente Paco, » el del Hotel «, y que vive en el Hostal Residencia, C/. Junqueras, nº 12, el cual trajo a Barcelona una raza de Marcheneros, que no son legítimos, pero que son de la raza del palomo llamado » Jerezano » y » Gaditano» y ha estado recorriendo buena parte de España buscándolos de mi raza. Ahora ha conseguido de Jaén palomos parecidos a los míos que son oriundos de los que posee D. José Palacios, así como de aquí, de Barcelona, de discípulos míos, y todos son palomos muy estimables. Concretamente, posee seis machos y tres hembras azules que son muy completos.
Concluyo así estas memorias que ofrezco a los aficionados, tanto actuales como futuros, para que se formen idea de cómo se hace un palomo que sea bonito en el aire, volando como un Olguero y, sin embargo, visto en la mano, sea como un valenciano de Raza Antigua verrugón.
Domingo Ruiz González. /nov.1986