Historia (La Paloma 1965)
Parece ser que los primeros en domesticar la paloma zurita o silvestre, fueron los indios asiáticos. Desde ahí, las palomas domésticas se extendieron por toda Asia y luego se propagaron por África y Europa. El comercio y las guerras, con sus invasiones, propagaron la diseminación de la paloma. Se conocieron en Siria, Fenicia, Palestina y Chipre. Eran considerados animales puros y servían para sacrificio a dioses y diosas. En la lista de una comida de la cuarta dinastía egipcia (más de 3.000 años antes de J; C.), ya se nombraba la paloma.
En los templos solía criar, aprovechando rincones y bóvedas. En el Antiguo Testamento (unos 550 años antes de J. C.), ya se habla de la paloma con mucha frecuencia; el templo de Jerusalén tenía sus palomas sagradas. En el Nuevo Testamento hallamos referencias a sacrificios de palomas realizados por los judíos. Desde Siria, la paloma llegó hasta Grecia. En el año 478 antes de J. C. ya se conocían palomar blancas en Grecia. Se empleaban para enviar mensajes, y también para dar a conocer a los vencedores de los Juegos Olímpicos. En Italia ya se distinguían las palomas blancas, importadas, y las palomas zuritas, que vivían en semi domesticidad.
Sus cruces también se realizaban. En Roma servían para anunciar el resultado de los combates de gladiadores y carreras de caballos. También se empleaban por los romanos para transmitir mensajes en la guerra. El romano español Columela (natural de Cádiz), en su libro «De re rústica» (escrito en el año 60 de J. C.) ya describe una raza italiana del tamaño casi de una gallina. Los judíos de los cinco primeros siglos de la Era Cristiana, conocían diez razas de palomas. En tiempos de Mahoma, hacia el año 600 de J. C., existían muchas palomas en Arabia. En el siglo VIII ya se habían organizado palomares escalonados para transmitir mensajes de ciudad a ciudad. Los califas de Bagdad (1000 a 1400 años de J. C.), tenían muy bien organizados los palomares para servicio de mensajes. Con la invasión turca, el servicio de mensajeras se abandonó.
En China, en el siglo XIV, se empleaban para llevar cartas. Durante las Cruzadas, el sultán Saladino estuvo en contacto mediante palomas mensajeras, con los sitiados de San Juan de Acre. En el desembarco del Rey San Luis en Damieta, su llegada fue notificada al Sultán de El Cairo, mediante mensajes transportados por palomas. Como símbolo cristiano fue introducido en la Edad Media por Europa desde Italia y los Monasterios tuvieron su palomar. Los nobles tenían sus palomas; era un privilegio de la nobleza. En nuestras guerras de Flandes, los sitiados empleaban las palomas para comunicarse con sus compatriotas de fuera; el príncipe de Orange las tuvo en gran estima.
En el siglo pasado, la derrota del Emperador Napoleón, en Waterloo, fue sabida por el inglés Rotschild cincuenta horas antes que el Gobierno, siendo la base de su gran fortuna; tuvo que agradecerlo a un mensaje llevado por una paloma. Después de la derrota de Sedán, en 1870, el ejército prusiano avanzó sobre París, sitiándola. Los franceses organizaron un servicio de correos, a base de palomas mensajeras, que eran transportadas mediante globos. Por primera vez se empleó la microfotografía para reducir el tamaño de los mensajes. Desde entonces, los servicios de mensajeras son universalmente admitidos. Los ejércitos tienen palomares de mensajeras, cuidadas por expertos del cuerpo de Ingenieros.
Han nacido miles de Sociedades deportivas, unas para mejorar razas, con vistas a concursos de belleza; otras para dedicarlas a deporte: volteadoras, concursos de mensajeras, buchonas. Las guerras, con sus penurias y arrasamientos, han destruido razas creadas con mucha paciencia y años. La moda ha hecho nacer y desaparecer otras razas.
Doctores Antonio Garau Salvá y Juan Garau Salvá.
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